Queso Casín La Corte
El queso Casín es uno de los más antiguos de Asturias y tal vez del mundo, hecho a base de leche y también de leyenda pues se le atribuye un origen romano y se dice que el primer rey asturiano, Pelayo, fue un apasionado de su textura, sabor y aroma únicos.
La DOP es una garantía, para productores y consumidores, de la calidad del producto y de su rigurosa autenticidad:
- origen del queso y la leche con la que se elabora
- conservación de las prácticas tradicionales de elaboración
- adecuación de las instalaciones
- trazabilidad de todo el proceso
Busca siempre la contraetiqueta de la DOP Queso Casín.
El queso es de donde nace y de donde pace
Hecho con leche está en el triángulo que forman los concejos de Caso, Piloña y Sobrescobio, en la parte centro-oriental del sur del Principado de Asturias. Geográficamente la Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) Queso Casín coincide con el territorio del Parque Natural de Redes y su área de influencia.
Origen del Queso Casín
Cuenta la historia que un grupo de vecinos de lo que hoy es el concejo de Caso regalaron a Pelayo un queso de su tierra, enorme, tan grande y pesado que tuvo que ser transportado en un carro, y Pelayo quedó tan prendado con tan generoso presente que nunca perdió la pasión por este antiguo, misterioso y exquisito producto lácteo de los valles y montañas asturianas.
Actualmente continúa siendo rigurosamente artesanal y muy laboriosa, lo que se traduce en una escasa producción, sostenida con esmero y pasión por un puñado de pequeñas queserías. La necesidad de conservación en un entorno con un alto grado de humedad ambiental, que dificulta el secado de las cuajadas, propició el “amasado”, para unir en una sola pieza varias cuajadas de pequeño formato. La repetición consigue pastas más secas y compactas sin necesidad de recurrir al prensado y proporciona al producto unas características organolépticas que se intensifican con la repetición de amasados.
De aroma intenso, presenta una amplia gama de sabores, sobre todo dependiendo del amasado y del tiempo de maduración. Los quesos más trabajados (más “rabilados”) tienen un sabor picante y fuerte, un desafío para el paladar que siempre tiene premio. Las piezas menos “rabiladas” tienen también un sabor fuerte, aunque menos intenso. Pero siempre es “amplio, persistente, picante y ligeramente amargo al nal de boca, con un retrogusto intenso”.